PARA ECHARSE A TEMBLAR

No han pasado ni 48 horas desde que el Barcelona se proclamara campeón de la liga más reñida de la historia cuando ya tiene casi atadas a dos incorporaciones que le harán (si no lo es ya), casi invencible.

No sé hasta qué punto será de verídico que las negociaciones por Villa están casi al 100% de concretarse ni de si Cesc Fábregas volverá finalmente a la que fue su casa y de la que nunca debió salir. Pero si el Barcelona opta y consigue hacerse con los servicios de estos dos jugadores, podríamos estar hablando que el equipo de Pep será uno de los más temibles de la historia, con la aglutinación en sus filas de muchos de los mejores jugadores del mundo, unidos bajo un denominador y objetivo común (hacer grande al Barcelona). Todo ello se habrá conseguido sin un desembolso excesivo de dinero, puesto que no parece ser que traer a estos dos cracks vaya a salir por más de 80 millones, bastante menos de lo que costaron Kaka y Benzema hace un año, por ejemplo.

Dos jugadores españoles, dos cracks en sus clubs y en la roja que conocen la liga española, y que son el alma y el faro de sus respectivos equipos. En el caso del guaje, al asturiano se le ha acabado su ciclo en el Valencia. Tras cinco campañas en la ciudad del Turia, Villa quiere disputar los años de mayor madurez futbolística en un grande del fútbol mundial. Tras ser el pichichi de la Eurocopa hace dos años, Villa es ahora mismo el segundo máximo goleador de la historia de la selección, a tan sólo seis tantos de Raúl. Si finalmente consigue fichar por el Barcelona, se habrá hecho con los servicios de uno de los mejores delanteros del fútbol mundial, y con el que conseguirá alinear, para goce y disfrute de los aficionados al fútbol, a una de los mejores onces del continente, con jugadores como Messi, Xavi, Pedro o Iniesta en un mismo once. Villa servirá y encajará perfectamente en el esquema de Guardiola. Acostumbrado al fútbol de toque con la selección, Villa afronta este nuevo reto con el objetivo de conseguir un título que en Valencia sería imposible: la champions.

De Fábregas lo que digamos es poco. Con 16 añitos se fue del club y de la ciudad que le vio crecer. Corría el año 2003 cuando Wenger se fijó en este cerebro de la Masía para hacer de él el nuevo ídolo de la exigente parroquia del viejo Highbury. Fábregas consiguió hacer olvidar en poquísimo tiempo al francés Vieira, y con el paso de los años se ha convertido en el estandarte del club del norte de Londres. Barcelonista de toda la vida, tuvo la oportunidad de recalar en el Madrid, pero su deseo de volver en el momento adecuado a Barcelona para triunfar le impidió aceptar el suculento contrato que le ofrecía el doblemente imputado Ramón Calderón. Ahora su ciclo en el Arsenal ha llegado a su fin. Quiere ganar títulos y sabe que en el Barcelona será más sencillo. Sabe perfectamente cuál es el estilo del Barça, que conoce a la perfección al compartir vestuario con muchos miembros de la roja. El único problema sería cómo se acoplaría Fabregas a un equipo que ya tiene otros jugadores del mismo corte que él, algo que, como ha sucedido en otras ocasiones que ha jugado con la selección, ha disminuido su participación en el juego. Esto, como digo, son males menores. Se trata de un jugador extraordinario.

Dos incorporaciones que harían del Barcelona de Pep un equipo de ensueño, un equipo plagado de estrellas que, sumadas a las ya habituales en el Camp Nou, harían del Barcelona un equipo de Playstation, temible y aún, si cabe, más ganador. Otros, mientras tanto, pierden el tiempo echando, trayendo y desprestigiando entrenadores. Que tiemble Europa.