martes, 24 de abril de 2012

EL MADRID CAMBIA SU INERCIA




"El Madrid gana la Liga en el Camp Nou". A simple vista, y después de todo lo vivido en las últimas temporadas, esta frase parece una quimera. Pero no, el pasado sábado, el Real Madrid, en un partido tácticamente perfecto, se sacudió todos sus miedos para vencer en su terreno más hostil y temido para confirmar que él es el justo campeón de esta Liga 2011-2012. El Madrid afrontaba su semana más decisiva del año, sabiendo que el partido importante era el del Camp Nou. Y cumplió con creces.

En un ejercicio psicológico parecido al que vivió la selección española el día en que ganó a Italia en la tanda de penaltis de la Euro 2008, el Madrid saltó a la cancha con la convicción de que la victoria no se podía escapar esta vez. Porque en esta ocasión, ni los postes, ni los árbitros, ni las obras de teatro de ciertos jugadores iban a impedir que llegase una victoria que debía de haber llegado ya tanto en la eliminatoria de Champions del pasado año como en la de Copa del mes de enero. 

Los jugadores blancos estaban convencidos de que las cosas iban a salir bien, porque la inercia ganadora tenía que ser blanca. Así, Mourinho también dejó a un lado los inventos y los triángulos de presión alta para colocar a su once de gala, aunque eso sí, con unos conceptos tácticos bien claros de lo que cada uno tenía que hacer si querían frenar las ofensivas azulgranas, sobre todo las de Messi. 

Y así fue. Entre los once madridistas, aunque en especial Ramos y Pepe, se tejió un muro inquebrantable para los culés, que se estrellaban una y otra vez en la defensa blanca. Y lo curioso es que, pese a que daba la sensación de que los de Mou tenían el autobús puesto, lo cierto es que las llegadas de los blancos eran peligrosísimas, y de hecho, ambos conjuntos sumaron al final del partido los mismos remates a puerta: 14. En esas, el Madrid se mostraba infinitamente superior a los blaugranas en el aspecto físico, y esa frescura fue la que permitió a Pepe saltar más que nadie en el primer gol y a Khedira luchar por ese balón suelto que Puyol no fue capaz de despejar. Benzema, cuya progresión no parece tener límite, realizó un encuentro que bordaba la perfección, puesto que ayudó al equipo en las tareas defensivas a la vez que sembraba el terror en la defensa catalana cada vez que tocaba un balón. 

Pero había un duelo personal que tenía que llegar sí o sí, un duelo en el que uno de ellos tenía muchas cuentas pendientes: Messi y Cristiano Ronaldo. El portugués sabía, al igual que su equipo, que era el momento para dar un golpe encima de la mesa echándose de nuevo a la espalda al Madrid. Y lo hizo con un soberbio gol y con una celebración que quedará para siempre grabada en la retina de todos los madridistas. Alabanzas a parte, Ronaldo ha demostrado que se encuentra en el momento cenit de su carrera deportiva, en una temporada en la que ha batido todos los registros habidos y por haber y que por cierto, aún no ha terminado. Se le fichó por 96 millones de euros para sacar la cara en momentos como el del sábado. Él sabía que, a pesar del gol de la final de Copa, le faltaba ser determinante (como lo ha sido Messi en muchas ocasiones), en un momento crítico en el que su equipo le necesitase. Ese instante llegó con el 1-2, y por él, Cristiano, si es que no lo había hecho ya antes, se ha ganado el estar en el olimpo de lo grandes jugadores de la historia del Real Madrid como Raúl o Zidane.



Pero más allá de las marcas personales de CR7, de la progresión de Benzema o de la ya casi segura Liga que levantará de aquí a no pocas jornadas el Real Madrid, el partido del sábado fue, aunque siga siendo un tópico decirlo, un punto de inflexión. Han sido 4 años de muchas dolorosas y grandes derrotas que han desgastado al madridismo, y que necesitaban de una balsámica victoria para regenerar ese espíritu de competitividad y de máxima igualdad (y no de inferioridad), que siempre había existido con el Barcelona. No me atrevo a decir que lo que viene ahora es un cambio de ciclo en favor de los blancos; eso son palabras mayores, los de Pep Guardiola siguen siendo un equipo temible, ahora y en el futuro. De lo que sí estoy seguro es de que este zarpazo del Madrid, al arañar un título ante el que según muchos es el mejor equipo de la historia, sirve para desmontar una tendencia perdedora que hasta hoy, seguía haciendo mucha "pupa" en la casa blanca.

Por todo ello, sigo pensando que la victoria del sábado sirvió para recuperar un gran abismo psicológico que le había comido el Barcelona al Real Madrid, que permite a los de Mou mirar de tú a tú al eterno rival, sobre todo de cara a esa hipotética final de Munich que todo el planeta quiere disfrutar. 

sábado, 21 de abril de 2012

EL PARTIDO DECISIVO

21 de abril. Barcelona-Real Madrid. Llega por 6 vez en esta temporada el que quizá sea el clásico más importante de todos los que se han disputado desde los partidos de Supercopa, sobre todo para el Real Madrid.

Después de unos días marcados por la dolorosa derrota sufrida en Munich, los de José Mourinho saben que están ante su gran oportunidad para conseguir un título que llevan acariciando durante casi toda la temporada y que el club no gana desde hace 4 años. Ganar la liga supondría un golpe encima de la mesa del equipo blanco en medio del ciclo ganador de este Barcelona, al que muchos tildan de mejor equipo de la historia. Y ganar este título pasar por no perder hoy en el Camp Nou.


Pero claro, hay que tener en cuenta muchísimos factores. Primero, que el partido se juega en el Camp Nou, y ese campo, para José Mourinho y muchos de sus jugadores, se ha convertido en una fuerte pesadilla de la que muchos no han podido salir con vida. Hace ya mucho de la última victoria blanca en Can Barça con ese gol de Baptista, pero sobre todo, el partido que cambió la ideología en torno a jugar en este estadio fue el 5-0 encajado en el primer clásico de Mourinho como entrenador del Real Madrid. No seré yo el que resuma o diga algo más de lo que ha ocurrido en medio de estos casi dos años en los que ambos se han enfrentado más de 10 veces. Desde ese día, hasta llegar al pasado 19 de enero, todo había sido como un campo de minas para el Madrid cuando tenía en frente a los azulgranas. El factor psicológico pesaba demasiado en la plantilla blanca, y la superioridad, a veces real y a veces ficticia de los de Pep sobre los madridistas, se había convertido en algo más que en una obsesión. El partidazo que se marcaron los Ozil, Benzema, Cristiano y compañía hicieron entender al madridismo y a Mourinho de que había vida más allá de los planteamientos ultra defensivos que el luso siempre había utilizado contra el eterno rival.


Hoy, el Madrid llega con el Barcelona pisándole los talones y sabiendo que con una victoria, la distancia se vería recortada a tan sólo un punto. Yo me atrevería a decir que si el Barcelona consigue adelantarse en el marcador, el partido, e incluso la Liga, se pondría muchísimo más difícil para el Real Madrid, aunque éste siguiera dependiendo de sí mismo. Porque una victoria blaugrana sería mucho más que eso: se transformaría en un tremendo golpe psicológico para el Real Madrid, que a su vez tendría solamente 3 días para recuperarse y afrontar una remontada frente al Bayern.

Por eso creo que este partido, al igual que el de la vuelta de la Copa del Rey de esta temporada, será fundamental para el futuro a corto y medio plazo del Real Madrid. Un empate o una victoria se transformaría en la plasmación real de que sí, el Madrid será casi con toda seguridad campeón, y lo habrá confirmado en la casa del eterno enemigo, ése que lo ha sumido en la desgracia durante tantas temporadas.

lunes, 16 de abril de 2012

LOS 10 DÍAS MÁS IMPORTANTES DEL AÑO



Ha llegado el momento de la verdad para Madrid y Barcelona. Después de una temporada magnífica por ambas partes, en la que ambos han bordado casi la perfección, la hora en la que se decidirá el desenlace de la Liga y de la Champions ha hecho acto de presencia.

En el campeonato doméstico, sigo viendo al Real Madrid como máximo favorito, a pesar de los pinchazos de las últimas semanas y de que el juego no es tan deslumbrante y frenético como en otras ocasiones. Si el Madrid consigue empatar en el Camp Nou, me atrevería a decir que la liga será blanca. Pienso que los de Mourinho llegarán a terreno blaugrana en unas circunstancias distintas a las de otras ocasiones en lo que al cara a cara se refiere. Sigo pensando que la eliminatoria de Copa del Rey en la que el Madrid empató a 2-2 en el Camp Nou fue un punto de inflexión porque ahí fue donde los jugadores, e incluso la afición madridista, se dio cuenta de que se podía superar al Barcelona si se le jugaba de tú a tú, sin miedo. Ese partido, en el que el Madrid pudo haber goleado al Barcelona y en el que los de Pep consiguieron dos tantos en sus dos únicas ocasiones de partido, es el camino que deben volver a seguir los de Mourinho en el duelo de este sábado. Por su parte, los de Guardiola llegan con los papeles intercambiados, como le ha sucedido al Madrid en los duelos directos en las últimas temporadas: como eterno perseguidor. El equipo blaugrana suma sus partidos por victorias desde el pinchazo ante Osasuna en febrero, y es ese ritmo trepidante es lo que ha puesto nervioso al Real Madrid. Si el Barcelona empieza dominando claramente el duelo y se impone en el Camp Nou, es posible que el factor psicológico sea el más determinante en los últimos partidos puesto que los nervios pasarán factura, y mucho, a los de Mourinho. El resultado final de este sábado influirá de una manera directa en el partido de vuelta de Liga de Campeones, sea cual sea el resultado de la ida.


En Champions, podría resumir lo que resta en dos palabras que engloban un contenido enorme en sí mismas: Chelsea y Bayern, Bayern y Chelsea. Dos de los clásicos del fútbol de europeo de nuevo con el colofón de la final de Munich como meta para Madrid y Barcelona. Será en este primer partido donde se decida parte de la eliminatoria, aunque también es cierto que el devenir de las semifinales dependerá también del resultado final del Camp Nou porque sin duda, ese partido habrá pesado y mucho, tanto en las piernas como en las cabezas de los jugadores. Pero de lo que no hay duda es que Madrid y Barça parten como favoritos. Nadie aúna a tantos grandes futbolistas como ellos, y la feroz competencia entre ambos les ha llevado a años luz de todos sus rivales europeos. Lejos quedan ya aquellos años de dominio inglés en la Champions o del Milán o Bayern en los que cruzarte con ellos te hacía ponerte a temblar.

Así, comienzan 10 días apasionantes de fútbol y de emociones fuertes en los que, en mi opinión, si hay alguien que tiene que perder algo es el Madrid. Los de Mourinho no pueden permitirse el lujo de dejar la Liga a un punto de diferencia para el resto de las jornadas después de haber disfrutado de una diferencia tan abultada durante tantos meses. Después, lo que ocurra en la hipotética final de Champions queda aún mucho por escribir. Por eso, serán estos próximos 10 días los que nos digan si de verdad este equipo, que ha hecho unos números estratosféricos, está a la altura del Barça, uno de los mejores equipos de la historia.