miércoles, 10 de agosto de 2011

ANTE ITALIA NUNCA HAY AMISTOSOS

La selección afronta esta noche uno de los amistosos más interesantes que se puedan ver actualmente en el planeta fútbol. El encuentro será frente a la selección de Italia, que a pesar de sus nefastas actuaciones en la Copa Confederaciones y en el Mundial de fútbol, sigue teniendo en su camiseta estampadas cuatro estrellas como cuatro soles, por lo que un partido así nunca puede ser tildado de amistoso.

España, que viene de un verano de película tras los triunfos de las categorías inferiores, se jugará este partido como una especie de ante sala de la Supercopa, que volverá a enfrentar a jugadores madridistas y culés tras el rally de clásicos del pasado mes de abril. Las bajas de Ramos y Xavi, más bien para prevenir que para curar, servirán para medir el debut de Thiago y para darle la titularidad a Albiol en el centro de la defensa. Silva, que actualmente se encuentra en un gran momento de forma, también será titular.


Es un encuentro perfecto para ratificarse ante un durísimo rival que, como ha sucedido en todos los partidos que ha disputado la Roja desde que fue campeona del mundo, dará el máximo ante su afición, ante la que quiere demostrar que pueden aspirar a hacer cosas importantes de cara al próximo europeo de Polonia y Ucrania. La selección de Prandelli, inmersa en un proceso total de remodelación, tanto de jugadores como de idea futbolística, es sabeedora de que ésta es una oportunidad de oro para darle una alegría a su triste afición, sedienta de éxitos desde que allá por 2006, Cannavaro levantase la Copa del Mundo en Berlín.

En cuanto a lo sentimental, a muchos aficionados al fútbol este Italia-España nos recordará a aquel partido de 2008, aquel encuentro que cambió la historia de nuestra selección con el pase de la selección a unas semifinales de una fase final de un gran campeonato. Aquella parada de Casillas forma ya parte de una historia reciente que ha devuelto a nuestro país todas las desgracias sufridas, pasando por la cantada de Arconada o el codazo de Tassotti.

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