Se acabó la cuenta atrás. Por fin empezó el Mundial de Sudáfrica. La copa del Mundo dio el pistoletazo de salida con una ceremonia marcada por la emotividad que suponía el celebrar por primera vez el campeonato en tierras africanas pero exenta de espectáculos propios de otros eventos como el de los juegos olímpicos. Después del color, de las lágrimas y de los discursitos (Blatter tenía que tener su momento de gloria), comenzaba a rodar el balón, o por lo menos, eso se suponía. Por cierto, qué diferencia de escuchar a Paco González a JJ Santos. Ahora ver un partido en Telecinco se asemeja más a un partido de fútbol. Sabia decisión la del mini yo de Sarkozy en lograr que la cadena que preside Basile le hiciera un hueco al ex de la Ser.
Sudáfrica comenzó el partido muy tensa, con unos nervios impropios de un anfitrión. México, con una apuesta por el fútbol de toque pero sin llegar a ocasionar peligro alguno, mandaba en el partido sobre todo gracias a uno de los pocos desechos del Barcelona, Giovanni Dos Santos. Entre éste, Vela y Franco llegaba el peligro a la portería defendida por Khune, que realizó un fantástico partido.
Los de Parreira, que tardaron muchos minutos en conseguir hilvanar varios pases seguidos, solamente conseguían algo de claridad cuando su estrella del Everton, Piennar, se llevaba algún balón. Y ahí se quedó la cosa, minuto 45 y todos al descanso. Quizá un tanto decepcionante el debut, en el que ambos conjuntos andaban muy ceñidos en su juego por ese corsé que significa jugar un partido inaugural en un Mundial. Si es difícil jugar el primer partido de un grupo, cuánto más será el que le da la bienvenida al Mundial.
Tras el descanso, Sudáfrica se sacudió todos sus miedos y se fue a por el partido. Thsabalala consiguió anotar un gol precioso con un fortísimo disparo cruzado que se coló por la escruadra, en una contra de libro del equipo africano. El gol, como no iba a ser de otra manera, sentó como un jarro de agua fría a los mexicanos, que habían podido adelantarse en el primer tiempo sin éxito alguno. El partido había dado la vuelta y México estaba totalmente contra las cuerdas. Sin embargo, el equipo dirigido por Agiurre obtuvo su merecido premio unos minutos antes del final de la mano de Márquez, que cazaba un balón en el área para poner el empate a uno. Al final, lágrimas para ambos conjuntos, que se jugarán el pase a la siguiente fase ante Uruguay y Francia, dos campeones del mundo que decepcionaron en el segundo encuentro de la jornada.
Quizá no era éste un buen grupo para comenzar un Mundial. Cuánto nos hubiese gustado que hubiese sido, por ejemplo, el grupo de Brasil y compañía los que disputaran el partido inaugural ¿verdad? De todos modos, había morbo y ganas de ver a la espesa Francia de Domenech frente a una Uruguay que, por más que se empeñen en pintarla bien, nunca volverá a ser la misma potencia que la que deslumbró al mundo allá por los años 30, cuando el Mundial aún se jugaba con un balón más pesado que 3 sandías.
Francia dominó el partido, es más, hubiese sido justa vencedora. Pero un encuentro que tiene un bagaje de 2 disparos entre los tres palos para Uruguay y 3 para Francia, no sirve para nada, y mucho menos para dejarnos satisfechos después de habernos tirado casi 4 horas de fútbol. Y encima, tenemos que aguantar que jugadores como Malouda calienten en banquillo francés. No me extrañaría nada que algún aficionado galo se inmolase contra Domenech si finalmente éste no logra clasificar a su selección. Había muchas ganas de Mundial pero no esperábamos un comienzo tan decepcionante. Habrá que esperar al Grupo B.
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