A estas alturas de la Liga (curioso que sólo llevemos cuatro jornadas disputadas), el Madrid se encuentra (tras el traspiés de anoche por 1-0) a una ya bien considerada distancia de ocho puntos con el Barcelona. Pero lo peor no es eso, sino la sensación de equipo mediocre y falto de motivación que le ha hecho deambular por el Alfonso Pérez o el Sánchez Pizjuán, en los que los merengues han sido derrotados tantas veces como en toda la temporada pasada.
"No tengo equipo". Esa fue la frase de Mourinho que sentenció a un grupo de jugadores que se encuentran a una distancia abismal del conjunto que hace no pocos meses, terminó la liga con un récord goleador y de puntos que le proclaman campeón de Liga con todo merecimiento. Son esos mismos jugadores los que parecen estar lejos de su nivel, con la cabeza en otro sitio y haciendo gala de una falta de motivación y agresividad impropia de futbolistas de esa talla. Y para más inri, el equipo ha perdido esa pegada descomunal que siempre le ha caracterizado, y por la que solventaba por la vía rápida la mayoría de los encuentros la temporada pasada. Sin ella, las deficiencias en la elaboración del juego en el centro del campo son más evidentes, y ni si quiera el fichaje de Modric ha solucionado muchas deficiencias del equipo, inspirado eternamente en el momento que atraviese Xabi Alonso. Por su parte, Gonzalo Higuaín, que debería llevar ya casi una docena de goles, desperdicia muchas ocasiones que desesperan a muchos sectores del madridismo, que miran hacia la otra orilla del manzanares añorando a ese delantero que manda a la red todo balón que sale de sus botas. Tampoco hay rastro del paradero de Ozil, Benzema, Di María. Por no hablar de Cristiano Ronaldo, que con su tormenta gratuita a causa de su endémica tristeza, trasladó un terremoto innecesario a la casa blanca en un momento de la temporada en el que parece que el horno no estaba para muchos bollos.
La Liga se puede perder en mayo, pero también en septiembre y en octubre. Y lo peor no es ya la diferencia de 8 puntos con el Barcelona, sino que el martes, el Manchester City, campeón de la Premier League visita el Santiago Bernabéu deseoso de darle a los de Mourinho un zarpazo que les deje groggy a las primeras de cambio en la Liga de Campeones. Y ahí no se puede fallar, porque una derrota o una imagen como la que se dio ayer en Sevilla, convertiría en un polvorín la casa blanca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario