Desde aquel 16 de agosto de 2009
en el que Bolt reventó todos los registros posibles en el Mundial de Berlín, el
camino para repetir la hazaña de los JJOO de Pekín con un nuevo Oro en los 100
metros de estas olimpiadas ha sido una agotadora carrera de obstáculos para él.
Sus problemas musculares en la espalda, su falta de mejora en la arrancada, la
irrupción de su compatriota Blake y su fracaso en Daegu (donde fue
descalificado), hizo que muchos creyesen que el relámpago había perdido esa impecable supremacía que le hacía
inalcanzable para cualquier otro atleta del planeta.
Pero Bolt es diferente al resto.
Tiene algo que le hace estar a la altura de los grandes deportistas de la
historia como Phelps, Íker Casillas o Michael Jordan, al ser poseedor de un gen
competitivo que le hace aparecer cuando más se le espera y necesita. Así, y
como ya ha ocurrido en otras ocasiones, el jamaicano siguió sumando primeros
puestos en las rondas previas a la final con una excesiva tranquilidad que hacía
presagiar que lo mejor estaba por llegar.
Y efectivamente, Bolt volvió a
sorprender a todo el planeta con un nuevo récord olímpico (9,63 segundos) que
mejoraba en 6 centésimas su anterior registro olímpico en Pekín. “Voló” durante
los 100 metros hasta alcanzar una velocidad de 45 kilómetros por hora. Sin
embargo, hubo una enorme diferencia respecto a la prueba que se disputó en el
estadio “Nido de Pájaro” de Beijing: Bolt tuvo que emplearse a fondo, y esta
vez no pudo bajar los brazos ni mirar hacia los lados celebrando una nueva
victoria. La dura competencia de Blake, Gatlin o Gay demostró que, pese a que
Bolt sigue estando por encima de sus rivales, su superioridad ya no es tan aplastante.
Se podría decir que sigue siendo el mismo, pero ha pasado de ser un extraterrestre
a ser sobrehumano.
Es por eso que el relámpago sigue agrandando su
leyenda. Esa por la que se le recordará en los Anales de la historia del
olimpismo como el atleta que rozó la perfección y el que rompió todos los
récords habidos y por haber, un portento físico que cercó los límites del ser
humano (los 9,50 segundos) que, según los expertos, ningún hombre logrará batir
jamás en una carrera de 100 metros. ¿Su siguiente reto? Conseguir un nuevo Oro
en la prueba de 200 metros q permita igualar los 5 oros que consiguió el
finlandés Nurmi en los JJOO de París´24. La cuestión es saber si esta vez
logrará también batir su propio récord en esta prueba.
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